La adolescencia es una etapa de cambio y transición,
donde surgen nuevas inquietudes y se siente la necesidad de dejar atrás la
infancia para dar paso a nuevos retos, desarrollar un estilo propio y definir
los rasgos característicos y personales de cada uno. Por lo tanto, son edades
durante las cuales sentirse cómodo consigo mismo y con el entorno que le rodea
será fundamental, y es por ello, que una zona que cobra gran importancia es el
dormitorio, lugar donde pase gran parte del tiempo y con el que se sienta
identificado.
Deben ser espacios llenos de vitalidad y armonía, ya
que aunque se encuentran inmersos en un proceso de crecimiento y empiezan a
dejar de lado los tonos más suaves y pastel que generalmente representan la niñez,
no se debe renunciar a una estética colorista, sin excesos, pero con toques de
color que llenen los ambientes de frescura y un cierto aire desenfadado. En
esta transformación ellos deben tomar partido y sentir que su opinión cuenta.
Para completar y finalizar la decoración de las mismas
se pueden colocar vinilos, pegatinas, cuadros o elementos decorativos
relacionados con algún tema que le despierte curiosidad o actividad que le
guste realizar. Gracias a estos pequeños detalles, ellos pueden plasmar, aun
más si cabe, su propio estilo.